un número equivocado la posibilidad El hombre moral
palideció hace ya tiempo de hacer su existencia
de la mía, la sintonía de los publicitarios
interrumpió su programa favorito para siempre
con la colaboración inconsciente aquel vértigo
de respiración junto a la mía, desconocida
las calles aún no tenían aquel recipiente naranja de los taxis
con la mecánica inexcusable del intruso, desprende
las cenizas de su cuerpo toda su indignación por no nacer
en el justo momento y lo hace años más tarde al azar
un número de teléfono sus respuestas al alcance tan cerca.
La luna se asemejaba a una colmena avispada de silencios.