la risa de la casa de la pradera muestra un niño con dulces
la mirada por encima de su destino el campo el sol ardiente
las muchachas sobre los asientos acolchados los halcones
suben por la espalda de mis aceras nocturnas con calma
húmeda con la serenidad enloquecida de la policía
con sus impermeables azules el día del primer beso
inocente perfidia sin senos el torso fino.